Capítulo 3.

Minutos pasaron y tocaron la puerta de mi habitación, me levante de la cama y fui a abrir, antes me limpie la cara, para que nadie notara que estaba llorando.

Pedro: papá…

Haracio: pasó algo?

Pedro: no, por?

Horacio: escuché gritos.

Pedro: ah, yo no fui –miente-

Horacio: te pasa algo?

Pedro: no, por?

Horacio: estabas llorando.

Pedro: no –dice serio-

Horacio: dale Pedro.

Pedro: te dije que no, no me pasa nada.

Horacio: yo se que te queres hacer el fuerte enfrente a tus hermanos y a mí, talvez ellos te creen, pero conmigo no Pedro.

Pedro: la extraño –dice con los ojos vidriosos-

Horacio: veni –lo abraza- yo también la extraño hijo, no sabes cuánto –comienza a llorar-

Pedro: porqué a ella? Porqué? –dice con bronca-

Horacio: me lo pregunto todas las noches y no encuentro respuesta alguna.

Pedro: a ella, a ella que no le hacía daño a nadie.

Horacio: pero acordate de lo que ella decía ‘’se feliz siempre, a pesar de todo lo malo’’

Pedro: me acuerdo, siempre me lo decía –comenzando a llorar- no doy más.

Horacio: nose porque te lo guardas todo, nose porque no mostras tus verdaderos sentimientos, por eso es que no aguantas, vamos Pedro, deja que te vean como sos.

Pedro: gracias papá, lo voy a tener en cuenta –dice limpiando su cara-

Horacio: voy abajo a seguir ordenando.

Pedro: ok, yo sigo ordenando acá.

Horacio: vamos hijo –le da palmadas en la espalda-  juntos vamos a superar esto, siempre teniéndola en nuestros corazones.

Pedro: siempre –dice mientras su papá se va-

Comienza a ‘’ordenar’’ su nuevo cuarto, como puede, luego de varias horas termina y va a bañarse, sale, se cambia y escucha el grito de su papá, no logro entender lo que dijo asique decidió bajar hasta la cocina, donde su papá se encontraba.

Pedro: me llamabas?

Horacio: a todos, ya está la cena.

Pedro: ok, voy a llamarlos?

Horacio: no hace falta, ahí vienen –dicen señalando hacía las escaleras, donde estaban bajando sus tres hermanos-

Pedro: -al ver que faltaba una de sus hermanas- y Sonia?

Horacio:  me dijo que cenaba con su novio y se quedaba con él.

Pedro: bue –dice molesto-

Horacio: dejala, tu hermana ya es grande Pedro.

Pedro: no me importa, igual es m hermana y la voy a cuidar, como a ustedes –señala a Caro y Lu- asi que ojito, eh.

Luciana: que ojito, ni que ojito nene, vos sos el menor acá, no nosotras.

Caro: Lu tiene razón.

Horacio/Fede: cierto.

Pedro: ¡complot! –dice gracioso y todos ríen, trataban de ponerle onda en el momento en que compartían más profundamente en familia, como un almuerzo, cena o cumpleaños, porque en esos momentos siempre estaban todos juntos y en ese ‘’juntos’’ estaba Ana.

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